Estuve en una habitación junior suite con vistas a la playa y todas las salidas a la terraza estaban rotas las puertas,se descolgaban.La falta de mantenimiento brillaba por su ausencia. Eso sí, las vistas son espectaculares.
El momento del desayuno un desastre, el salón tiene mesas enormes redondas, para 6-8 comensales, lo que hizo que tuvieramos que esperar a que quedaran libres para poder desayunar, ya que con mesas tan grandes ocupaban mucho espacio, siendo insuficientes para todos y las cuales sólo estaban ocupadas por 2-3 o como mucho 4 personas.
La tostadora sin comentarios.... la reposición escasa. Habia sólo dos camareros para apuntar el número de habitación, limpiar mesas, poner servicio nuevo, reponer productos, arreglar tostadora.... en las garras de los zumos naturales encontramos dos dias unos bichitos con alas.
La falta de simpatía por parte de uno de los recepcionistas, nos explicó las cosas a nuestra llegada como un robot,muy deprisa, serio y una simple sonrisa.
Como punto positivo la ubicación del hotel, la piscina y sus vistas.