El hotel es bonito, situado a diez minutos a pie de la ciudad. La habitación que nos asignaron no era muy grande, pero tenía una terraza con magníficas vistas al mar y al centro. El cuarto de baño está integrado en la propia habitación, algo que detesto, porque resta higiene y privacidad, y que deberían anunciar previamente para evitar la desafortunada sorpresa. Desayuno muy variado y de calidad correcta. La piscina es agradable, aunque si te tocan días ventosos, como a nosotros, no abren las sombrillas y el sol puede ser duro de sobrellevar. Tienen un servicio de traslados al aeropuerto incluido en el precio y te organizan el resto de desplazamientos (servicio caro, de 50 euros en adelante si el destino es algún club de playa), pero que facilita las gestiones. No son NADA colaboradores con el late check out, en particular el hombre que parece ser el responsable de recepción. Tampoco toda la información que dan al llegar es veraz, por lo que conviene preguntar a más de una persona en horarios distintos. Realmente, le pondría un 3,5, pero no existe esa opción.